Daniela
Edburg, “Death by Sweetener” (2001)
DENOTACIÓN
Una joven, vestida con un chaleco
rosa y una peluca haciendo juego, yace
tirada sobre un gran espejo. Sobre este espejo y frente a si, gran cantidad de
una sustancia blanca dispuesta en forma de pequeñas líneas. Tanto la posición
del cuerpo de la joven, como la sangre manando de su nariz y el billete
enrollado sobre su mano indican que ha efectivamente muerto a causa de una sobredosis
de droga. Alrededor de esto y diseminados por toda la habitación, sobrecitos de
una popular marca de edulcorante. Junto a la joven, distintos artículos
femeninos. Detrás de ella una cama deshecha y más objetos desperdigados.
También una serie de fotografías llamativas dispuestas entre los objetos
alrededor de la joven.
CONNOTACIÓN
POSE. La joven yace en el suelo,
apoyada parcialmente sobre la superficie del espejo. Su cuerpo está sumido en
un estado relajado, salvo el brazo tensionado sobre el espejo y la mano entreabierta,
que ha soltado el billete enrollado. Éste detalle, sumado a la boca ligeramente
abierta y la mirada perdida, sugieren un estado de inconsciencia o incluso la
muerte.
OBJETOS. El desorden predomina en el
espacio. La mayoría de los objetos están asociados con el mundo femenino y
además infantil, todos en tonos de rosa: las gafas de sol, el peluche, el bolso
de Hello Kitty, las pantuflas de
conejo, la bandeja con collares en el fondo. La vestimenta de la joven también
sigue ésta línea, luce un chaleco de peluche rosa y una llamativa peluca de un
rosa chillón. Viste un pantalón corto color gris y una remera blanca por debajo
del chaleco, reforzando la idea de que el chaleco y la peluca son meros
accesorios del juego y de que se trata de una niña disfrazada en su dormitorio.
Por otro lado, frente a ella las
líneas blancas que parecen ser de cocaína, pero que la presencia excesiva de
sobrecitos del edulcorante “Canderel” revelan como sustancia elegida y no la
droga fatal. Junto a los sobres hay una serie de fotografías que capturan
algodón de azúcar en distintos lugares y posiciones, asociando una vez más el
azúcar con el mundo de lo prohibido.
FOTOGENIA. La fotografía presenta
una iluminación blanda y una temperatura fría, que construye un escenario
uniforme, de escasas sombras. Se crea una atmósfera frívola y
delicada que choca directamente con la violencia de la situación de la
sobredosis y muerte.
ESTETICISMO. El estilo de la
fotógrafa remite bastante al surrealismo pop propio de fotógrafos como
LaChapelle. Hay un claro juego de contraste entre el planteo del
espacio-personaje y la situación. El uso de los colores pastel por excelencia –el
rosa y el celeste–, asociados con la infancia y la inocencia, para
contraponerlo con el uso de drogas y la muerte por sobredosis, algo completamente
ajeno a la niñez. Este contraste de color está replicado en las fotos del
algodón de azúcar.
SINTAXIS. La fotografía es
altamente alotópica. No sólo nos encontramos con elementos de índole
excesivamente infantil para una joven que ya ha abandonado esa etapa, sino que
estos se nos presentan en el contexto de una muerte por sobredosis. Existe un
giro más si tenemos en cuenta que la sustancia se trata en realidad de edulcorante
pero está dispuesta como lo es habitualmente la cocaína.
RETÓRICA
El principal recurso retórico
presente en la imagen es la METÁFORA. Así, se establece una relación entre la
cocaína y el azúcar o los endulzantes artificiales, no solo por su apariencia similar
sino por la adicción (en distinto grado, por supuesto) que suponen ambas
sustancias. La metáfora se continúa con las fotografías del algodón de azúcar, como
si se tratara de imágenes de algo tabú como se supone el consumo de drogas.
La HIPÉRBOLE también está presente
en los objetos del espacio, tanto en las líneas de “cocaína” como en la enorme
cantidad de sobres de edulcorante desperdigados por el espacio.
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